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ANDRÉS VELENCOSO: EL HOMBRE DE LAS MIL CARAS

POR BERNARDITA BRAUN - agosto 31st, 2021

La belleza puede ser una sentencia perpetua para quien tuvo la buena fortuna de nacer así. Porque ser imán de las miradas al entrar en un lugar, ser objeto de envidia oculta de quien no nació tan favorecido no debe ser tan fácil como parece. Es como si el destino te dijera a la cara, pero sin ánimo de ofender, “ya te hice lindo, ahora dime cómo lo llevas tú”. Y ¿cómo lleva Andrés Velencoso la belleza? Pues, por todo lo alto.

Modelo, trotamundos, optimista, animal lover, actor, hijo de familia, qué aburrido hablar de tanta cualidad cuando en el fondo este cuarentón de formidable metro 92 irrumpió en la industria, con varios no a cuestas. No fue descubierto en el supermercado, ni en la discoteca. Tal vez su cuerpo –testosterona fulminante– no era para una época que celebraba al hombre más deslavado. Las pasarelas y campañas más jugosas de las marcas más relevantes del mundo le pertenecieron, durante un tiempo, a otro tipo de modelos. No a él.

Andrés Velencoso dejó Gerona y su pueblo natal, Tossa de Mar, además del tropel de honores que hoy le conceden sus casi seis mil habitantes. Abandonó su casa, el restaurante familiar, la carrera de turismo, a su madre, a sus hermanas y quizás varios corazones rotos para aventurarse –porque si hay algo que este hombre sabe es de aventuras– detrás del sueño que la sabia naturaleza y él mismo se imponía. ¿Su primer destino? Milán. De la pizza al brioche, sus 20 años, su cara y su pelo largo cuadraron con la estética de París y ahí le fue mejor. Pero no había caso, miraba en Nueva York el destino final de un plan de vuelo del que ya se acostumbraba a la turbulencia. Fue en la Big Apple donde, ¡por fin!, descubrieron realmente al alter ego de Andrés Velencoso persona: Andrés Velencoso top model. Piel canela, ojos de paisaje, manos talladas a pulso y sonrisa letal.

Vivir de las pasarelas y moda, ver su cara en una gigantografía en pleno Times Square, trabajar para el lente de los mejores fotógrafos, apropiarse de los castings, convertirse en una estrella… como una consecución de hechos a su entero favor, a un año y medio de haberse instalado en Nueva York, su carismática belleza tomó la propulsión que se merecía. Se hizo habitual verlo en portadas. No hubo ninguna revista top que no lo llevara, símbolo de sex appeal, escultura masculina. Fue, de hecho, el primer modelo masculino que apareció en una editorial de Vogue París. Y del papel couché a las campañas, su cara ya era rostro de L’Oréal y Banana Republic lo reclutaba como protagonista de su Verano 2002 y que él mismo grabó con una minicámara de video, totalmente impactado, al reconocer su imagen, ahí, enorme, por donde circulan millones de personas de todo el mundo, el punto exacto del showbiz. Más tarde lo veríamos de traje impecable y bolso, a merced de Jennifer López, en una dinámica publicidad para Louis Vuitton. Tiempo después lo buscaría Chanel y lo encontraría para ser el rostro de un perfume que parecía haber sido creado en su nombre. ‘Allure Sport’ nos habla de lenguaje corporal, de gracia, de poder y de la energía revelada a través de la frescura y la seducción. Es como si cada nota de esta fragancia fuera una parte de Andrés Velencoso. Cada imagen lo muestra desenfadado y todas sus cualidades externas hacen un tándem perfecto con ese relajo sofisticado de quien se sabe libre, de quien se proclama dueño de sí mismo y de quien lleva su vida en dirección a su antojo. A los 43, él lo confiesa, la moda le ha permitido todo. Su nombre es vaya ícono; la actuación, un hecho inevitable, y su belleza madura, su mejor carta de presentación. Continúa leyendo en ISSUE #40! Suscríbete aquí

Fotografía:  Álvaro Gracia

Edición de Moda: Enol Blasco

Texto: Bernardita Braun E. 

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