AMOR U ODIO: ¿LA MODA Y LAS FRUTAS VOLVERÁN A ENCONTRARSE?
Por María Jesús Sielfeld - septiembre 16th, 2024Frutas y moda; una dupla inesperada que ha cautivado desde siempre, envolviendo el mundo del diseño en un halo de exotismo, color y sensualidad. Lo que comenzó como una simple inspiración botánica ha evolucionado en el siglo XXI, donde los diseñadores las utilizan como una forma de comunicar, desafiar y romper barreras. A lo largo de la historia, pocas figuras han sabido jugar con esta simbología tan bien como Josephine Baker, quien en los años 20 desató el escándalo con su “Banana Dance”. Más tarde, Carmen Miranda llevó turbantes coronados por una explosión de frutas. Hoy en día, esta tendencia sigue viva y en pleno auge, renovada por diseñadores que han hecho de las frutas su musa, reinterpretándolas de formas completamente nuevas y atrevidas.
El mundo de la moda ha vuelto a rendirse ante este fenómeno. Loewe, por ejemplo, ha sabido capturar desde el 2018 la esencia de las frutas en su línea de accesorios, con piezas que fusionan lo poético y lo surrealista. Su colaboración con Steven Meisel, donde la modelo Vittoria Ceretti aparece sosteniendo una fruta abierta entre los dientes, es una clara muestra de cómo la fruta no solo es un objeto visual, sino una herramienta para transmitir emociones.
Cortesía marcas
Pero la casa española no es la única firma que se ha dejado seducir por este tropicalismo chic. Prada sacudió el mundo de la moda en 2011 con una colección donde plátanos, naranjas y piñas invadieron polos, faldas y vestidos, haciendo que las pasarelas se llenaran de colores vibrantes y estampados audaces. Este cambio radical en el ADN minimalista de la firma fue tan impactante que, más de una década después, sigue siendo una de las colecciones más recordadas y buscadas en el mercado vintage. Del mismo modo, la colección de Phoebe Philo para Chloé en 2004, con su impronta de plátanos, dejó una huella imborrable, aunque en una época en la que las redes sociales no amplificaban tanto su eco como lo harían hoy.
Más recientemente, marcas como Balmain y Louis Vuitton han llevado la tendencia frutal a nuevos horizontes. Murakami, en su colaboración con Louis Vuitton, dejó caer una lluvia de cerezas sobre el icónico monograma LV. Mientras que Jeremy Scott para Moschino creó todo un lenguaje visual donde la relación entre el consumo de alimentos y la moda se convierte en una crítica irónica y divertida. La evolución no se detiene, y parece que el surrealismo y la estética frutal seguirán dejando una huella indeleble en las pasarelas y en la cultura contemporánea.
La moda, en su constante búsqueda por mezclar lo cotidiano con lo extraordinario, ha encontrado en las frutas un recurso inagotable de inspiración. Desde lo más exótico y tropical hasta lo más minimalista y gráfico, las frutas seguirán siendo un elemento recurrente en las colecciones de los diseñadores más vanguardistas. Porque, en definitiva, las frutas no solo son un símbolo de vitalidad y color, sino también de la eterna conexión entre la naturaleza y la alta costura.
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