Aunque todo apunta a dos grandes de la costura, Azzedine Alaïa y Cristóbal Balenciaga, nada hubiera pasado si no fuera gracias a Hubert de Givenchy. Su admiración por ambos artistas lo motivó a llevar la idea de honrarlos juntos mediante la exposición a la Fundación Alaïa de París. Tres semanas después de proponer la idea falleció, pero su iniciativa se llevó a cabo y hoy se rinde homenaje en Getaria a dos personajes históricos de la moda.

Todo comenzó en 1968, cuando un joven Azzedine Alaïa de 33 años rescataba en una bolsa de basura una buena cantidad de prendas de Balenciaga tras el cierre de su tienda. La obsesión del tunecino por preservar la moda fue creciendo al punto de llegar a recopilar casi 600 piezas y de convertirse en la que hoy es la exposición “Alaïa & Balenciaga. Escultores de la forma”. La muestra disponible hasta el 31 de octubre del 2021 cuenta con 22 diseños que no han sido expuestos antes, 12 de Alaïa y 10 de Balenciaga. Azzedine fue empedernido en lo que se refería a coleccionar las piezas, muchas veces compitiendo y ganando contra diversos museos en las subastas.

“No es el azar el que ha formado la colección, sino la intención de una persona que además es un maestro de oficio”, cuenta Miren Vives, directora del Museo Cristóbal Balenciaga. La exposición está armada en torno al criterio de color, formas o método. Ambos couturiers muestran impresionantes similitudes en diversos aspectos, desde los tejidos y la destreza del corte hasta los diseños mismos, mostrando la veneración de Alaïa por Balenciaga. De todas maneras, los separa la forma en la que ambos trabajaban el cuerpo femenino “Parten de una concepción dispar del ideal de mujer y de la belleza femenina, que responden al tiempo de cada uno”, explicó Vives en cuanto a las diferencias.

Cortesía del Museo Cristóbal Balenciaga