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Accessories

AL UNIVERSO CON SWATCH Y OMEGA

POR TEAM ISSUE - noviembre 17th, 2023

En 1983 nació Swatch, una subsidiaria de Swatch Group, uno de los conglomerados más importantes del mundo. Su origen se remonta a la liquidación de las firmas ASUAG y SSIH, que estaban sumidas en una profunda crisis ante el auge de los fabricantes japoneses Seiko y Citizen. En la presidencia ejecutiva de Swatch Group estaba Nicolas Hayek, quien contrató a Jacques Irniger y Franz Sprecher para la creación de un nuevo reloj: Swatch. Fueron vendidos a 50 francos suizos -alrededor de $48.000-, un precio accesible que, sumado a diseños dinámicos, coloridos y de plástico, le valió la popularidad y el éxito instantáneos, especialmente entre el público joven. Con Hayek al mando, renació la industria relojera suiza, mientras que Swatch alcanzó su peak de popularidad en la misma época. Precisamente, en 1985, cuando colaboró con Kiki Picasso, una edición limitada de 140 piezas que dio origen a los ‘Swatch Art Special’, o en palabras de la casa suiza: “El lienzo más pequeño del mundo”. Relojes con el arte en sí, colaboraciones impresionantes y proyectos junto a reconocidos artistas, entre ellos Keith Haring con sus yuxtaposiciones inesperadas; Mimmo Paladino con el minimalista OIGOL ORO, o Alfred Hofkunst con sus espejismos de lo cotidiano. También, Alejandro Mendini, que en 1996, cuando Swatch asumió el papel de cronometrador oficial durante el centenario de los Juegos Olímpicos de Atlanta, dirigió Swatch O’Clock, una iniciativa que fusionó el arte, el deporte y los relojes.

En la misma línea, Annie Leibovitz realizó un homenaje a los deportistas mediante fotografías plasmadas tanto en la caja como en la correa de reloj. Siguieron colaboraciones con Nan June Paik, Yoko Ono, Arnaldo Pomodoro, Huntley & Muir, Renzo Piano y tantos más. Casi cuatro décadas de asociaciones impresionantes y modelos insignes que, incluso, han transformado la estética general de los cronógrafos. La marca se diversificó y cada temporada incluye nuevas sorpresas: Mickey Mouse, Snoopy, Dragon Ball Z y una edición limitada inspirada en James Bond son parte de los íconos retratados por la firma. Al igual que aquellas que traducen el arte de René Magritte o Botticelli en obras portátiles, claro, en unión a museos como el Louvre, el Centre Pompidou o el MoMa. Calidad, estilo y arte en relojes revolucionarios, cuyo asequible valor radica en una simple, pero compleja disminución de componentes: de 91 –o más– a 51. ¡Histórico!

Cortesía Swatch y Omega

Los relojes de prestigios, alta gama y categoría de Omega – marca perteneciente a Swatch Group– se remontan a 1848, en La Chaux-de-Fonds. Ahí, Louis Brandt comenzó a ensamblar relojes con partes suministradas por relojeros locales. Casi tres décadas después, sus hijos comenzaron a producir sus propios mecanismos, se trasladaron a Biel y se convirtieron en un éxito de mercado debido al calibre Omega. Con sus diseños deportivos, pero con propósito y suntuosidad, la firma se convirtió en el cronometrador oficial de los Juegos Olímpicos desde Los Ángeles 1932. En 27 ocasiones ha acompañado al evento deportivo más importante del mundo -salvo algunas excepciones- e, incluso, su contrato con el Comité Olímpico se extiende hasta 2032. Igual es la marca que acompaña al mítico Agente 007, James Bond, y la que estuvo junto a John F. Kennedy en los 60 –un extraplano grabado proféticamente que en la actualidad se conserva en el Omega Museum de Biel– CONTINÚA LEYENDO EN ISSUE #50 SUSCRÍBETE AQUÍ.

Cortesía Swatch y Omega

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