Una experiencia inmortalizada es lo que representa Wladimir, el gato más legendario en la historia de la moda, que alguna vez caminó sobre los suelos franceses del parquet de Boucheron​​. Hoy, sigue liderando la extraordinaria línea de figuras de animales que han sido plasmadas con delicados diamantes en anillos y collares que realzan cualquier look. Un trabajo que cobra vida en mano de los mejores artesanos, y que para la casa francesa representa una afirmación de estilo. Con la célebre frase “es hora de liberar el animal que llevas dentro y revelar tu verdadera naturaleza” Boucheron combina el enternecedor diseño de estos felinos con un grito de actitud, destinado a mujeres elegantes y con mucho estilo.

Una colección convertida en una oda a los felinos, que, para la firma, significa mucho más que una simple inspiración. Evocando un cúmulo de sentimientos, cada pieza se define como un amuleto de la suerte o protector que no deja de tener un grado de misticidad. Una colección que revela una interesante propuesta en oro blanco con diamantes, con un Wladimir de mirada intensa en ojos de zafiro, donde lleva su collar favorito esculpido en tanzanitas azules. El resultado es un colgante desmontable que se mueve entre colores neutros y que no deja de brillar. Un concepto moldeado tanto para anillos como para brazaletes, cuyos colores y formas varían según el tipo de joya de la cual esté hecho.

Cortesía de Boucheron

Una forma de creación no muy ajena a otras marcas de alta gama que han adoptado la idea de plasmar a sus animales favoritos en sus colecciones de joyería fina. Tales como el Anillo solitario de Gucci Hortus Deliciarum, en oro amarillo, engastado con un ópalo tallado y diamante o los 300 quilates de diamantes en el collar Serpenti de Bulgari. Tanto en formas como en estampados, los felinos han sido y seguirán siendo inspiración en el mundo de la moda. Y no solo por su magnificencia y hermosura, sino, tal como lo plasma Boucheron, como un fiel compañero, dedicado a mujeres independientes, audaces y que no le temen a la grandeza.

Cortesía de Boucheron