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Lifestyle, Opinion

LOS OLÍMPICOS Y LA MODA: CUANDO LA ROPA SE CONVIERTE EN ACTIVISMO

POR FANNY VALENZUELA - julio 28th, 2021

Tras postergarse los Juegos Olímpicos debido al contexto sanitario del Covid-19, el evento, finalmente logró ser realizado gracias a los protocolos y las medidas sanitarias. ¿La sede? Tokio, donde además del deporte, la moda también se ha hecho presente a través de los uniformes oficiales de cada país y un sinfín de diseñadores que han decidido colaborar con las y los deportistas. El certamen es una plataforma en la que converge lo mejor del deporte y a la vez, una posibilidad para que las firmas de todo el mundo puedan enseñar y expandir sus creaciones.

Siempre considerando la identidad del comité deportivo y el territorio, las firmas aúnan la excelencia de las y los deportistas con su sello característico y entre las más comunes se encuentran Giorgio Armani y Ralph Lauren, que en está ocasión se encargaron de los equipos oficiales de Italia y Estados Unidos respectivamente. En torno a este último, la marca estadounidense integró una nueva tecnología a sus vestuarios, denominada Ecofast Pure Sustainable Textile Treatment, una medida que permite utilizar menos agua, químicos y resulta ser más amigable con el medio ambiente. Asimismo, se han sumado marcas como Telfar, la cual, por primera vez, diseñó los uniformes para Liberia.

No obstante, estos no son los únicos hechos que vinculan a los Juegos Olímpicos con la moda. Recientemente, el equipo de gimnasia femenino de Alemania rechazó y criticó la imposición de usar uniformes con corte de bikini y optaron por trajes de cuerpo entero. La decisión, según la Federación Alemana de Gimnasia, se trataría de una declaración contra la sexualización, pero también, de una posibilidad para que las mujeres deportistas puedan escoger su vestimenta. En este sentido, la moda no solo se expresa como estética, sino más bien, en forma contestataria.

Cortesía de Getty Images

Previo a eso, el equipo noruego de vóley playa femenino también se reveló contra las normativas olímpicas con respecto a la vestimenta y en vez de usar el clásico bikini, utilizaron un short que les valió una penalización monetaria. Sin embargo, la pieza aseguró la comodidad de las jugadoras que aseveraron que los códigos vigentes responden a normas sexistas. Otro caso emblemático ocurrió en Río 2016, cuando Ibtihaj Muhammad se convirtió en la primera musulmana en representar a Estados Unidos con un hijab. En el mismo certamen se llevó a cabo otro icónico momento; las representantes de Egipto usaron y mangas largas y leggins que cubrían sus cuerpos.

Otro suceso es el ocurrido con la nadadora Alice Dearing, primera mujer negra en representar a Gran Bretaña. Colaborando con Soul Cap, la deportista apuntó a la diversidad de identidades y cabelleras con gorros de natación para cabellos afro. A pesar de la propuesta y de que Dearing se ha posicionado políticamente frente a la problemática, aludiendo a que toda su vida ha luchado con ello, desde la Federación Internacional de Natación (FINA) se le negó la posibilidad de utilizar el gorro. Una solución que desde Black Swimming Association catalogaron como desalentadora para deportistas de minorías étnicas. Así, el vestuario no es un factor irrelevante dentro de estas competencias. Por el contrario, implica representar tradiciones, historias e incluso luchas que no podrían ser posibles sin el apoyo de la moda y que, sin duda, ponen en jaque a la sociedad.

Cortesía de Soul Cap y Getty Images respectivamente

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