La pandemia nos puso de cabeza en cada aspecto de nuestra vida. Cambió nuestra manera de pensar y nos dio una mirada más crítica sobre nuestro entorno. La industria de la moda fue puesta en jaque tras la llegada del Covid-19, nadie podía predecir una crisis sanitaria que arrasaría con los desfiles en vivo, con la economía cada país reduciendo sustancialmente las ventas, con los códigos de vestir que conocíamos.

La readaptación fue una necesidad, las grandes marcas comenzaron a tomar caminos distintos en cuanto al tipo de piezas que componían las últimas colecciones. Por un lado, están aquellas que muestran un mensaje de optimismo, anhelo por la libertad o de hedonismo. Plasman la idea de un mundo libre de pandemia en prendas coloridas y extravagantes como ocurrió en la última presentación de Moschino, en la que Jeremy Scott presentó un video musical con una estética de los años 50 donde sueña con una mejor vida.

Pero también están las firmas que han optado por darle un giro más atemporal a sus diseños, ahora sus colecciones se han vuelto más clásicas y más que crear cosas inéditas, presentan versiones renovadas y modernizadas de clásicos que nunca pasan de moda. El motivo de la explosión de la atemporalidad en la moda no es claro, pero sí es cierto que la forma de vestir de los consumidores ha cambiado. Hemos pasado un año y medio encerrados, muchos fueron reemplazando un outfit de pasarela por uno que priorice la comodidad o la simpleza.

¿Cuál es el sentido de ocupar las últimas tendencias si tampoco nadie lo va a apreciar? Ante esta interrogante, casas como Givenchy, Alaïa, Balenciaga o Max Mara han presentado colecciones que no se rigen por lo último que marca la moda, sino por la sofisticación de lo clásico, lo que nunca falla. Prendas que prometen más duración en un momento en el que la economía está golpeada y nuestros valores cambiaron, ya no buscamos lo mismo de antes y la atemporalidad surge como respuesta a este cambio de paradigma en la moda. La pregunta es, cuando pase la crisis sanitaria y poco a poco la industria vuelva a los patrones de antes, ¿este cambio se irá o llegó para quedarse?

Cortesía de Maison Alaïa/Balenciaga/Max Mara respectivamente