Callejones de adoquines, edificios antiguos, plazas, fuentes con esculturas, el encanto de Roma no tiene límites. Con su patrimonio artístico y cultural, la capital italiana ha inspirado creaciones de Bvlgari desde 1884, cuando se fundó la firma. Contra todo código estético de la época en la Alta Joyería, la maison creó el anillo B.zero1, basado en la arquitectura simétrica del Coliseo; la joya de la Ciudad Eterna.

Sin duda tiene un diseño poco convencional e innovador para el momento en el que fue presentado. Este pequeño Coliseo combina dos de los elementos característicos de la firma: el logotipo doble de la inscripción “Bvlgari”, que fue introducido en 1934 cuando se renovó la tienda de vía Condotti; y la banda espiral central que se asemeja a los tubogas. Un proceso de finales del siglo XIX que se inspiró en los tubos de acero flexibles utilizados para la protección del petróleo y del gas. Esta pieza se ha convertido en uno de los símbolos de la marca por sus rasgos distintivos y connotativos, con un dejo industrial.

Cortesía de Bvlgari

Desde su creación, el B.zero1 ha sido reinventado en una infinidad de variedades que juegan con materiales innovadores y diferentes alturas, mármol de colores y cerámicas son un ejemplo. A la vez, artistas como el escultor Anish Kapoor y la arquitecta Zaha Hadid crearon sus propias versiones en ediciones especiales. La más reciente es la B.zero1 Rock, inspirada en una gargantilla de los años 80, las líneas del anillo son reemplazadas por tachas, creando un equilibrio entre el pasado y el presente y subvirtiendo los patrones preestablecidos, otra vez.

Cortesía en Bvlgari