Hay desfiles que no solo presentan moda; celebran el misterio, la extravagancia y el horror en su forma más sofisticada. En el mundo de la alta costura, algunos diseñadores han roto barreras, fusionando elegancia y terror para crear momentos tan únicos que podrían figurar como disfraces de Halloween. Desde la teatralidad enigmática de Alexander McQueen hasta la estética perturbadora de Rick Owens, estos shows transforman la pasarela en un escenario de historias góticas y visiones siniestras, redefiniendo la frontera entre el estilo y el escalofrío.

Uno de los momentos más memorables fue el desfile de la colección Otoño/Invierno Alexander McQueen en 2001, donde modelos encarnaban payasos y personajes de un oscuro carnaval. Con maquillaje exagerado y poses inquietantes, el show parecía sacado de un sueño siniestro. McQueen retó la idea de la belleza, subvirtiéndola hasta convertirla en algo inquietante, un espectáculo donde cada detalle aterrorizaba y fascinaba por igual.

Rick Owens también se sumó a esta tendencia en su presentación de 2015, donde las modelos se transformaron en criaturas oscuras y poderosas, con maquillaje etéreo que evocaba espíritus de ultratumba. Su pasarela fue una mezcla de tribus místicas y figuras sobrenaturales, como si cada prenda llevara consigo una leyenda oculta. En una dimensión contraria, la casa de Moschino rindió homenaje a la chica más glamurosa de la historia: Barbie. En la pasarela de primavera/verano 2015 hubo toneladas de tonos rosa fríos u otros tonos playeros en su glamour.

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John Galliano, siempre amante del drama, llevó a la pasarela en 2007 un mundo onírico que parecía surgido de una película de terror. Con modelos que parecían fantasmas victorianos con un acabado similar al de una muñeca de porcelana, su desfile demostró que el pasado puede ser tan oscuro como elegante. Galliano combinó la nostalgia y el horror, creando una atmósfera tan única que sigue siendo inspiración para los fashionistas más osados. En la pasarela se mostró maquillaje en colores pastel y un acabado similar al de una muñeca de porcelana crearon un look entre payaso y Miss Havisham.

En otoño de 2016, Marc Jacobs utilizó labios negros, sombras de ojos dramáticas y difuminadas y cejas decoloradas, para crear un mundo gótico y una impresión siniestra. Una tendencia muy similar fue la que propuso Gareth Pugh en el desfile de primavera 2017, donde las modelos lucieron labios difuminados y manchados de aceite. Vivienne Westwood y Thom Browne no quisieron ausentarse del “fashion Halloween” por lo que sus pasarelas de 2014 tuvieron looks fantasmales, con labios rojos rebeldes, peinados polvorientos y una mirada asesina, cercano a una macabra Reina de Corazones. Por esto, finales de octubre en la moda no es una celebración de disfraces; es una oda a la creatividad más libre, donde lo sombrío se convierte en belleza y el miedo en arte.

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