En cada industria hay nombres que resuenan con un significado especial, evocando innovación, elegancia y una visión única. Alber Elbaz es uno de esos. Durante más de una década, dejó una huella indeleble en Lanvin.  ¿La razón? La transformó en una marca icónica que se sumergió en la creatividad más pura del diseñador marroquí.  Y construyó una estética vanguardista, moderna, elegante y atemporal que rescataba la opulencia práctica de la mujer parisina.  Su haber en la firma estableció una identidad contemporánea que, incluso, luego de su salida y posterior fallecimiento ha sido difícil de disolver. Porque su trabajo fue tal que pensar en Lanvin es recordar a Alber Elbaz.

Nació en 1961 en Casablanca, Marruecos, en la costa norte de África, y desde muy pequeño demostró una creatividad innata que lo posicionó como una joven promesa. A sus 10 años se mudó a Jalón, Tel Aviv, Israel y se inició en el servicio de las Fuerzas de Defensa del país. Sin embargo, su pasión estaba en otra industria. Estudió Diseño de Moda en Shenkar College of Engineering and Design en Israel y ya para 1984 comenzó a trabajar en un taller. Pasó por varias firmas antes de convertirse en el ícono de Lanvin. Trabajó para Geoffrey Beene, luego estuvo al frente de Guy Laroche, posteriormente aceptó un puesto en Yves Saint Laurent y varias casas más donde desafortunadamente no logró los objetivos. Para 2001 fue nombrado como creativo de Lanvin, que para esa década tenía problemas económicos.

Cortesía Lanvin

No obstante, la llegada de Elbaz supuso un cambio prometedor, pues su objetivo principal fue reconectar con la elegancia femenina de Lanvin y devolverle a la maison sus años dorados. Su trabajo estuvo enmarcado en las clásicas siluetas del vestido, exploró los archivos de la maison y los reinterpretó  desde la creatividad más pura. De hecho, solo cuatro años después de ser nombrado director creativo fue galardonado con el premio Vestido del Año del Council of Fashion Designers of America. La labor de Alber en Lanvin fue un éxito total, él logró que la firma se posicionara nuevamente como una importante y trascendente. Su salida luego de 14 años fue sorpresiva, incluso, en la actualidad Lanvin no ha logrado encontrar una persona que consiga conectar con su esencia y presentarla de forma innovadora. Su último diseñador fue Bruno Sialelli, quien abandonó su puesto en abril de 2023.

Cortesía Lanvin