#FLASHBACKFRIDAY: LA TEATRALIDAD DE ALEXANDER MCQUEEN EN GIVENCHY
POR CAMILA LAGOS - agosto 4th, 2023Elementos de la Alta Costura aplicados al prêt-à-porter, Audrey Hepburn enfundada en Givenchy y un refinamiento vanguardista que convirtió a Hubert de Givenchy en uno de los diseñadores más destacados del siglo pasado. Por más de cuarenta años, el francés dirigió su marca homónima; misma que dejó en 1995, cuando se retiró y dio paso a su primer sucesor: John Galliano –también, el primer británico en dirigir en una firma francesa de Haute Couture–. Pero su mandato fue efímero y en menos de un año fue reemplazado por el enfant terrible, Alexander McQueen. 1996 afloraba de manera vertiginosa y el talento de McQueen hacía lo suyo, manifestándose a través de una “brillante creatividad y maestría técnica” que permitieron que, desde LVHM, lo eligieran como el heredero de Givenchy.
Sufrió la incomprensión propia de los que se adelantan a su tiempo; sin embargo, su paso por la maison estuvo marcado por una teatralidad oscura y vanguardista. Con cuatro colecciones al año para Givenchy, además de las propias para su marca homónima, McQueen lideró las pasarelas con un arte inspirado tanto en la naturaleza como en los tiempos pasados. Igualmente, el futurismo irrumpió en sus colecciones con una brillantez sinigual. La herencia clásica de la firma se conjugó con la visión del británico, quien, con cortes tradicionales, movimientos ultra refinados y un constante juego de contrastes impactó todo cuanto pudo. Una yuxtaposición de elementos impecables y bien definidos, donde las referencias múltiples se encontraban con naturalidad y sofisticación. Claro, igualmente, una elevada dosis de dramatismo, en el cual, la belleza se alzó por encima de cualquier margen conocido.
Cortesía Givenchy
Una convergencia entre el legado y el futuro, que en el auge del nuevo milenio se encontraba con un mundo de ciencia-ficción clásico e impactante. De hecho, el diseñador dominó a la perfección el glamour y tradicionalidad de Givenchy, pero lo transformó de manera casi visionaria, con originalidad y extravagancia. Claro, también, con un par de polémicas originadas a partir de su nombramiento y visión, esta, totalmente contrapuesta a lo que era Givenchy. Aun así, funcionó. Su talento creativo lleno de vitalidad a la marca e incluso hasta hoy, la colección Couture de 1997 sigue siendo recordada. Un debut inaudito, que bajo el título de ‘Search for the Golden Fleece’ y entre tonos blancos y dorados, llevó la mitología griega a París. Un punto de inflexión, donde la vanguardia de McQueen arremetió las fuerzas de Givenchy con una sastrería estricta y una teatralidad cercana al arte. Una entrega que nació en tan solo tres meses, pero que representó el inicio de un breve y radiante idilio. Según comentó McQueen en aquella época, “no tenía respeto por Hubert de Givenchy” y aceptó el puesto en la maison por amor a la moda. Así, a finales de los 2000, dejó la firma francesa debido a diferencias creativas y a que Gucci Group –actual Kering- adquirió las acciones mayoritarias de McQueen, permitiéndole al diseñador enfocarse sólo en su marca.
Cortesía Givenchy
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