Aunque pasen colecciones tras colecciones, Blumarine ya tiene un estilo definido. La estética Y2K se convirtió en su sello y a pesar de encontrar su génesis en una tendencia, ahora es parte importante de su ADN. El Resort 24 es un reflejo más de la nostalgia de Nicola Brognano por el pasado y la admiración por su figura femenina. Una, que independientemente de nacer de un estilo muy específico, es capaz de construir una narrativa diferente que entiende la moda como una extensión más de su personalidad. Pero esta vez se distancia de la energía misteriosa y mística que el diseñador combinó con las clásicas siluetas, telas y estampados dosmileros. Sus últimas entregas encarnan ese concepto oscuro e incluso, que ha entrelazado con figuras mitológicas, pero esta propuesta es todo lo contrario.

El Resort 24 es un giro, que a pesar de nacer del Y2K busca ser un poco más ligero, liviano y menos místico. “El aspecto no es tan sucio como en las últimas temporadas”, reflexionó el diseñador.  Esta vez es “una energía diferente, más alegría de vivir, una sensación más veraniega”, agregó. Y, sin duda, así se siente. También puede que tenga relación que al ser un lookbook sin fondo, que sólo muestra los atuendos, es complejo encontrar esa aura oscura que caracteriza el trabajo de Brognano. Sin embargo, los contrastes  en los diseños pueden ayudar un poco en esa construcción. Por ejemplo: Un total look café oscuro compuesto por pantalones holgados, blusa, que entre deja ver centímetros del escote y un largo saco. Aquí, de cierta manera, se evidencia. Y al mismo tiempo, presenta un jumpsuits ceñido al cuerpo en tono rosa barbie, característico de los dos mil.

Cortesía Blumarine

Estas disparidades refuerzan la idea de la colección. “No hay conceptos, solo sensaciones”, dijo Nicola. Y precisamente, transitar entre lo oscuro y lo claro, lo femenino y lo masculino, lo provocador y lo recatado, lo romántico con lo que no lo es, hacen del resort una muestra concisa de la mujer Blumarine. De hecho, el diseñador menciona que “no etiquetaría esto como Y2K. Fui uno de los primeros y creo que su momento está un poco atrás”. Sin embargo, e inevitablemente sigue jugando en ese límite que en parte ha construido su imagen ante el público.

Cortesía Blumarine