En los años 20 se vivía la sofisticación a flor de piel. Las perlas y los tocados en el cabello eran parte de la magia de la época, como protagonistas en cualquier atuendo. Las celebridades llevaron a la pantalla nuevas telas y texturas abrillantadas como la lentejuela, que brillaban envueltas en una tersa boa de plumas, esta última fue lo más representativo de ese periodo. El plumaje se incorporó de forma temprana a los armarios, principalmente en sombreros y zapatos. La alta costura traería su versión más amplia y magnífica, llevando a estas estructuras a formar parte de la ropa de sastre y de uso único para eventos especiales. Y aunque luce increíble sobre la pasarela, el street style ha hecho lo suyo.

En la actualidad ya no existen demasiados códigos de vestimenta y la libertad prima ante todo. Y cuando se trata de plumas, los looks de calle han sabido combinar la cuota perfecta entre dramatismo y elegancia. Si de verdad deseas salir de lo común en algún evento, deberías escoger un traje con plumas ya que este tipo de agregados son divertidos y hacen la diferencia. Para llevar de forma correcta estas prendas y no caer en los excesos es necesario combinar -sobre todo las prendas con volumen- con accesorios minimalistas. Escogeremos sólo una prenda estrella y sólo ella se llevará la atención, por lo que es importante optar por colores de la misma gama y no sobre cargar con otras texturas o añadidos al look.

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Las mangas o las solapas de un dress suit han sido customizadas a mano por los diseñadores y como si de un ave se tratara, las plumas se dejan ver a la luz. Aplicaciones únicas que enaltecen cualquier atuendo y lo transforman en su mejor versión. Y aunque su uso se mantiene en boga por cuestiones de ética, considerando la prohibición de pieles en la industria textil, y el impacto que puede causar el uso de este elemento de origen animal, muchos han optado por reemplazarlas de forma sintética. Definitivamente su uso no es cotidiano, pero está lejos de ser exclusivo para una sola ocasión. Mientras tanto, las últimas tendencias no se resisten al encanto de las plumas y las vemos más a menudo de lo que esperamos.

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