Versátil, singular y lista para todo. Ya sea para posar frente al río en un traje Chanel o para pararse descalza sobre unas rocas en Central Park. Así es Juliane Gruner, quien protagoniza estas páginas con su rostro cuadrado y bien definido, y esos ojos azul-grisáceos que combinan a la perfección con su multifacética melena. Un paseo por el parque y postales cálidas, donde los ademanes de la ciudad se contrastan con los de la naturaleza, y, en el centro, la figura humana como un guiño al antropocentrismo. Sutil y elegante, clásico y para el recuerdo.