JW Anderson, si hay algo por lo que destaca, es por no tenerle miedo a desafiar los códigos de la moda tradicional. Ya el 2008 incursionaba en convertir los límites que marcan la diferencia entre ropa de hombre y de mujer cada vez más invisibles. Siguiendo la línea de reescribir las reglas, el diseñador ofreció una propuesta Primavera-Verano 2023 que, sin duda, cumple el objetivo. Se robó el spotlight en la Semana de la Moda de Milán con un espectáculo que puso patas para arriba la definición de qué es lo que se puede usar y lo que no. Hace una exploración por la infancia, la nostalgia y los objetos ordinarios.

Cuando hablamos de que la colección desafía los estándares de qué se puede vestir y qué no, es literal. El desfile abrió con un look que incorpora un manubrio de bicicleta BMX a modo de arnés con una camiseta a rayas de manga larga. “La moda es un dispositivo muy moderno. Pero no es un acto moderno. Es una colección que pide ser vista en perspectiva, desde la punta del selfie stick”. Otra importante referencia que Anderson hace en su entrega es a Rembrandt. En 1630, el artista presentó Autorretrato con los ojos muy abiertos, lo que podríamos considerar una selfie 400 años atrás. Con pantalones, prendas de punto y zapatillas estampadas, el diseñador rinde homenaje a la obra de arte.

Cortesía de JW Anderson

“¿Qué es subjetivo y qué es objetivo de todos modos?”, preguntó JW Anderson. Su respuesta es: “Solo el espectador puede decirlo”. Nosotros mismos somos quienes podemos dar interpretación y significado a sus diseños. Objetos y elementos banales resaltan entre las prendas como guiños a la realidad. Un código de barras que se asoma entre la mezclilla desgastada, haciendo una sátira al comercialismo de la moda, o la contemporaneidad y lo común que se ha vuelto el uso de los códigos QR. ¿Será que la tecnología nos está dominando? Los skates rotos entrecruzados en el suéter de mohair también son una manera de cuestionar qué es la moda y qué define lo que podemos usar.

Cortesía de JW Anderson