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Man, Woman

THOM BROWNE FALL 22: LA ILUSIÓN DE LA SASTRERÍA

POR CAMILA LAGOS - mayo 3rd, 2022

Con Nueva York como el telón de fondo de la ilusión, el juego y la sastrería eterna. Entre una infinita gama de grises y 500 osos de peluche sentados uno al lado de otro, con sus trajes a medida y atentos al show. El primer look de la colección de Otoño/Invierno 2022 de Thom Browne se presentó como un maestro de ceremonias, como un mago que, con su gran sombrero de copa, dio inicio a una pasarela que nos devolvió a la infancia. Una casa de juguetes, pero esta vez, para niñas y niños grandes, adulto que encuentran en los conjuntos de lana y tweed una diversión ecléctica. Los juguetes de la niñez se convirtieron en prendas y accesorios de proporciones épicas; rompenueces y muñecas de papel de tamaño adulto. Todo, por supuesto, en un sublime y monocromático gris que, sin embargo, estaba cincelado por detalles multicolor.

Sastrería clásica irrumpida por los dejos lúdicos de un diseñador que siempre logra sorprender. Cada temporada de Browne pareciese ser un bucle de conjuntos sartoriales, pero la verdad es que ninguno es igual al otro. Por ejemplo, de un gran abrigo de patchwork acolchado salta al tweed y ese eterno y patrimonial patrón de príncipe de Gales. De este pasa a uno más tradicional, que abraza los cortes rectos y las siluetas más ceñidas. En total, 48 looks que, de acuerdo con el diseñador, representan cómo las personas llegan a esta isla de juguetes inadaptados que es New York. En primera instancia, 24 atuendos que simbolizaban la tradición sartorial de Browne, y como segunda parte, 24 conjuntos cargados de conceptualidad. La extravagancia como forma de expresar la individualidad de la ciudad que nunca duerme; donde la autoexpresión se hace esencial para lidiar con la jungla de cemento.

Cortesía de Thom Browne

New York I love you but you’re bringing me down. El sentimiento que plasma LCD Soundsystem en su canción, es aquel que combate Browne con su colección. La ciudad puede ser abrumante y volver a la infancia, a la seguridad del hogar y a la ilusión eterna de los juegos, se hace necesario. Sobre todo, cuando te encuentras bajo las luces y sobre el cemente de la imparable Nueva York. “Es tan agradable cuando encuentras tu verdadero yo y te mantienes fiel a eso”, comentó Browne, quien, con su colección, invitaba a explorar la creatividad, pero manteniéndose leal a su verdadero yo. Aquel que se ha forjado entre grises, cachemiras, tweed y lanas, que, de pronto, dan vida a un Thom que encuentra en los juguetes, la chispa necesaria para seguir. Bloques de escuela que deletrean el nombre de la firma, bolsos que siguen el cuerpo de Hugo, el perro salchicha de Browne, trenes y plataformas que confluyen con los patrones clásicos de la casa. Dentro de todo, en el caos siempre hay orden, y por supuesto, es unisex.

Cortesía de Thom Browne

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