Como una campaña móvil y como un juego entre la realidad y la ficción. JW Anderson abandonó Londres y se traslado hasta Milán para presentar su Fall/Winter 2022. No de la forma convencional. No, no en una pasarela, pero tampoco a través de la virtualidad que caracterizó los últimos dos años. La campaña fue mucho más allá, e itinerantemente, se hizo parte de las calles milanesas. “Tenemos docenas de camiones con vallas publicitarias de las imágenes de la colección circulando por Milán todo el día”, comentó el diseñador, agregando: “Juergen Teller los está fotografiando con personas en gasolineras y otras paradas. El contenido se convierte en contenido. La imagen se convierte en cuadros de cuadros. La moda se vuelve parte del paisaje”. Una intervención que jugó con el pasado y lo trajo al presente, mientras, paralelamente, y de forma indirecta, competía por ser el show más innovador de la temporada.

Quién necesita una pasarela infinita cuando tienes las calles; cuando la moda se vive a las afueras de los grandes salones y frente a los fotógrafos de Getty Images. O en este caso, frente al lente de Teller. Pero, en realidad, es más complejo que el hecho de quién fotografía los camiones ¾ que transitan con la campaña. Se trata de la visibilidad, del alcance que tienen las avenidas. Anderson aprovechó la exposición del Fashion Week y con ese ingenio alternativo presentó sus diseños. Vestidos metalizados, con plumas o brillantes. Todos, listos para encandilar las fiestas con sus divertidas siluetas. Un guiño a aquellas noches donde todo lo que importaba era bailar y pasarlo bien, alegrar los espacios con globos –que en la colección se convierten en el top de un conjunto y llevan el metal a nuevos niveles– y girar como sinónimo de libertad.

Cortesía de JW Anderson – Juergen Teller

Un festín visual que Teller captura a la perfección. Puedes notar lo que Anderson quiere trasmitir mediante la autenticidad de las imágenes y la campaña protagonizada por Hari Nef. La actriz y modelo estadounidense se convierte en el avatar de la firma y con una serie de pelucas homenajea – de cierta forma – a Cher. Un ícono gay sin tiempo ni espacio, que habita en nuestros subconscientes como la reina de la fiesta, la esencia de la colección. Entre los tantos diseños destaca una chaqueta biker de cuero azul cobalto, brillante y fresca, cuyos dejos efortless se combina con un pantalón blanco y con flecos. El movimiento es parte esencial del look; un juego fantasioso y nocturno que se contrapone con un bolso en media luna y un estampado del manga coreano Run Harry. Una referencia cultural que alude a los gustos de Anderson y las generaciones actuales.

“Estamos jugando con esta paradoja de los medios en la cultura pop donde existe esta constante ir al pasado y traerlo adelante”, explicó el diseñador, trayendo a la actualidad a Carrie. No, no Carrie Bradshaw, sino la adolescente con poderes telequinéticos que asustó a más de una/o con su sangrienta venganza durante el baile de graduación. Paradójicamente, son estas imágenes las que se estampan en uno de los vestidos metalizados de la colección. Una pieza con un solo hombro, cuya parte posterior incluye globos. Otras escenas del film también se impregnan en los diseños, ya sea en un hoodie, una camisa o un pantalón a juego. “Siento que esa película es una gran influencia en las series de televisión para adolescentes que se están haciendo ahora”, agregó Anderson, dejando entrever que su elección no fue mero azar, más bien, una manera de validar el pasado en el contexto actual; con diversión caótica y referencias extravagantes y de culto.

Cortesía de JW Anderson – Juergen Teller